5º Congreso Espiritista Internacional en 1934
Este es el libro resumen del 5º Congreso Espiritista Internacional que se celebró en Barcelona del 1 al 10 de Septiembre de 1934.
En el Comité general de la Federación Espiritista Internacional del año 1930, el delegado de la Federación Espírita Española, León Lemmel, pidió que el Congreso de 1934 se celebrase en Barcelona, donde la Federación Española dispondría de los medios suficientes para dar a esa gran manifestación internacional la organización necesaria para que pudiese llevar a cabo su misión. Finalmente se aprobó un año después en La Haya, tras los argumentos de la delegación española de que el Congreso podría llevarse a cabo y que existía en aquellos momentos en nuestro país un ambiente muy favorable a nuestra ideología, se tomó el acuerdo definitivo de que el próximo Congreso tuviese lugar en 1934 en Barcelona.
No se escatimaron ni esfuerzos ni sacrificios hasta lograr que la gran reunión internacional de 1934 superase, si posible fuese, a las anteriores.
Desde la primera reunión del Comité Organizador, se aspiró a lograr que el 5º Congreso Espiritista Internacional que iba a celebrarse en Barcelona se caracterizase por un mayor dinamismo que los anteriores.
Un triple cometido se presentaba ante el Comité Ejecutivo: reunir los medios materiales necesarios para llevar a cabo la obra a realizar, obtener las colaboraciones morales e intelectuales sin las cuales dicha obra, resultaría inútil, y dar al Congreso la orientación necesaria para obtener del mismo los resultados que deseaba lograr.
Finalmente se obtuvo con creces el resultado a que aspiraban. Gracias a la colaboración de muchos espíritas, especialmente españoles y sudamericanos, se reunieron los fondos necesarios, que representaban un esfuerzo superior al de cualquier otro Congreso, a causa de la intensísima propaganda llevada a cabo para asegurar el éxito. Finalmente destacó la asistencia de delegados de todos los puntos de España y de una representación hispanoamericana como no la había habido en ningún otro Congreso, que dada la época atravesaron el Atlántico imponiéndose duros sacrificios para ser los portavoces de las grandes agrupaciones espiritistas hispanoamericanas.
Las cartas escritas sumaban más de dos mil, las circulares repartidas en diferentes ocasiones, entre las organizaciones espiritistas en inglés, francés o español, más de veinte mil, las hojas volanderas distribuidas por las calles de Barcelona y poblaciones limítrofes más de cien mil, los carteles anunciadores más de tres mil, las convocatorias del Congreso en tres idiomas diez mil y los programas cinco mil.
Para asegurar la colaboración de los espiritistas de toda la Península, se nombró un delegado en cada sociedad o grupo, cuya misión consistía en obtener entre sus consocios el máximo apoyo para el Congreso, logrando con ello que no haya habido ni una sola entidad espiritista afiliada a la Federación Espírita Española que no hiciese verdaderos sacrificios para asegurar el éxito del II Gran Congreso Espiritista Internacional que se celebraba en España. Muchísimos fueron además los donativos individuales, e incluso algunas entidades no pertenecientes a la Federación Española aportaron no escasa ayuda.
Para facilitar la recogida de fondos se instituyeron las libretas de cooperación y ahorro y se editaron los sellos espiritistas con las efigies de Allan Kardec, León Denís, Conan Doyle, Cosme Mariño, Bezerra de Meneses y Amalia Domingo Soler; además se organizó una suscripción especial de personas que se comprometían a donar cantidades no inferiores a cincuenta pesetas pagándolas en varios plazos.
En dos ocasiones, en octubre de 1932 y en abril de 1934, con motivo del aniversario del Auto de Fe, celebrado en Barcelona con los primeros libros espiritistas llegados a España, la primera, y para conmemorar el aniversario de la FEE., la segunda, se organizaron grandes actos públicos de propaganda que constituyeron un éxito pocas veces visto. Para ello obtuvieron del Ayuntamiento la cesión de los Palacios de Artes Decorativas y de la Metalurgia, congregándose un numerosísimo público. Hubo varios miles de asistentes a cada acto, en los que se hizo propaganda a favor del Congreso, despertando así de antemano una intensa curiosidad respecto a lo que sería esta manifestación internacional.
Así reunieron la cantidad necesaria que era un total de cerca de 30.000 pesetas, más del doble de lo gastado en cualquier otro Congreso.
Ningún otro Congreso de los trece hasta entonces había obtenido semejante resultado.
El Ayuntamiento de Barcelona, así como la Generalidad de Cataluña, acogieron con gran cariño la idea de la celebración de un Congreso Espiritista Internacional en Barcelona y le prestaron todo el apoyo moral y material que fue necesario.
El Ayuntamiento cedió el espectacular Palacio de Proyecciones con todo el personal anexo al mismo y todas las dependencias y servicios. El alcalde don Carlos Pi y Suñer, de tan antiguo abolengo republicano y librepensador, no tan sólo nos prestó toda su ayuda para obtener del Ayuntamiento la cesión del Palacio de Proyecciones, sino que ofreció a los congresistas un vino de honor, aceptando gustoso la idea de una visita colectiva de las delegaciones que componían el Congreso, en justa expresión del agradecimiento y respeto a la autoridad municipal.
Idéntica acogida ose obtuvo del Honorable Presidente de la Generalidad de Cataluña, don Luis Companys y del consejero de Cultura, don Ventura Gasol. El señor Companys aceptó agradecido la visita homenaje que se le ofreció y el consejero de Cultura obsequió, en nombre del Gobierno de Cataluña, con una fiesta de folklore catalán a todos los congresistas.
Además, ambas autoridades enviaron delegados a la sesión inaugural, asegurando de esta manera una gran solemnidad a la apertura del Congreso.
Este libro marcará un nuevo paradigma para el estudioso espírita encontrándose de lleno con una realidad histórica concretizada en este Resumen del V Congreso Espiritista Internacional. Lleno no sólo de soberbias conferencias que nos evidencian el gran porte intelectual, científico y moral de nuestros antecesores, sino que también descubriremos entre sus páginas hasta dónde había sido capaz de llegar el movimiento espírita.
Son palabras extraídas de una de las conferencias:
“No hay, actualmente, hombres cumbre en cualquier rama del saber que no se interesen por los hechos que son la base de nuestra doctrina. Después de Crookes, Gladstone, Balfour, Aksakof y Geley, ya desaparecidos, continúan su obra Richet, Driesch, Bottazzi, Lodge, Bozzano. Mientras unos lustros atrás nuestras obras eran quemadas públicamente por las autoridades, hoy el Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat, con sus honorables presidentes, amparan este Congreso. ¿Queréis mayor contraste, mayor progreso? Aprendan los pesimistas y los descontentos a saber mirar las cosas con amplias perspectivas. Este cambio ha sido posible porque nuestras ideas han ganado ya la conciencia universal. Este es el enorme progreso realizado por nuestras doctrinas en poco más de medio siglo.”
Estaba ya vencida con honores la batalla contra el oscurantismo religioso impuesto en España pero una nueva sombra habría de ocultar las luces del Espiritismo, era la negra nube de la guerra civil y la gran neblina de la dictadura posterior que ilegalizó la expansión del conocimiento espírita, por decirlo finamente. Si la guerra civil española ocurre apenas dos años después de la celebración de este magno evento, la segunda guerra mundial vendría también poco después, en el año 1939, sumiendo a Europa en la pobreza no sólo material. El libro se encuadra así en el último reducto y bastión de aquella época, una plataforma intelectual más sobre la que podemos edificar nuestras concepciones del final de una fase romántica del espiritismo, de la que extraer la fuerza que nos torne merecedores de tan digno pasado pero en la certeza hoy que ya no tendremos más limitaciones que no sean las de nuestra pereza.
Salvador Martín
Presidente Federación Espírita Española (14-2-2007)
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