Audiolibro Pablo y Esteban por Emmanuel a través de la psicografía de Francisco Cándido Xavier

Audiolibro Pablo y Esteban. Episodios Históricos del Cristianismo Primitivo.

En toda la España espiritualista de fines del siglo pasado la literatura espirita produjo obras de gran valor estético y doctrinario, especialmente en la poesía y la filosofía. Pero lo que más ha conmovido a los críticos opuestos al Espiritismo es la monografía de Ernesto Bozzano intitulada Literatura de Ultratumba donde las obras criticadas fueron escritas por escritores médiums. En América del Sur este tipo de literatura ha producido obras poéticas de gran consideración. El psicógrafo brasileño Francisco Cándido Xavier ha dado a la publicidad libros de poemas como Parnaso del Más Allá, Antología de las inmortales y otros títulos de no menos importancia todos los cuales han desconcertado a los críticos literarios. El caso de los escritos mediúmnicos de Humberto de Campos, notable prosista brasileño, produjo un litigio jurídico ante los tribunales a causa de las reclamaciones de la viuda del escritor al creer que su esposo habla sido víctima de robo de originales al comprobar la gran similitud de estilo en los escritos recibidos por el médium Francisco Cándido Xavier.

Los críticos y jurisconsultos brasileños se vieron en la necesidad de archivar el asunto por cuanto cualquier dictamen hubiera resultado tendencioso.
Pues si condenaban al médium por robo de originales habrían cometido un gran error moral y jurídico a causa de su vida limpia y honrada, y si aprobaban sus escritos como mediúmnicos habrían reconocido que los muertos viven y son capaces de transmitir su pensamiento filosófico y estético a los médiums. Lo cierto es que la mediumnidad literaria de Francisco Cándido Xavier es un verdadero exponente de las bases de la literatura espirita y mediúmnica. De ahí que Monteiro Lobato al decir que si los poemas del Parnaso del Más Allá son de Francisco Cándido Xavier, éste podría ocupar cuantos asientos quisiera en la Academia de Letras del Brasil.

…Pero donde el mediumnismo histórico de Francisco Cándido Xavier presenta una de las más bellas expresiones en en lo que respecta al pasado del Cristianismo, es decir, de los personajes que han sido sus verdaderos protagonistas.

Esto es lo que deben aprehender los teólogos respecto al valor relisioso e histórico que posee la mediumidad en los planos superiores, en los que la vemos desenvolverse a través del famoso médium brasileño. Todas las iglesias cristianas encontrarán en los documentos mediúmicos que nos ocupan un nuevo sostén espiritual y religioso. ¿O acaso se desmerece la vida de los Apóstoles si conocemos por vía mediúmnica datos e informaciones que no constan, por ejemplo, en Hechos de los Apóstoles?

Humberto Mariotti

Son muchos los trabajos que circulan por el mundo sobre la gloriosa tarea del Apóstol de los Gentiles. Entonces, es justo que esperemos algunas interrogaciones. ¿Por qué un nuevo libro sobre Pablo de Tarso? ¿Será un homenaje al gran trabajador del Evangelio o acaso trae informaciones más detalladas de su vida?
En cuanto a la hipótesis inicial, somos de los primeros en reconocer que el convertido de Damasco no necesita de nuestros mezquinos homenajes; en cuanto a la segunda, responderemos afirmativamente pues esa es la finalidad que nos hemos propuesto alcanzar, al transferir al papel humano, con los recursos disponibles, algunos aspectos de las tradiciones del plano espiritual acerca de los trabajos confiados al gran amigo de los gentiles.
Nuestro objetivo esencial no podría ser, tan solo, rememorar pasajes sublimes de los tiempos apostólicos, sino presentar, ante todo, la figura del cooperador fiel, en su legítima condición de hombre transformado por Jesucristo y atento a su Divino Ministerio. Pero, aclaramos que no es nuestro propósito realizar únicamente una biografía novelada. El mundo está repleto de esas fichas educativas, con referencia a sus personajes más notables. Nuestro mejor y más sincero deseo es recordar las luchas acerbas y los ásperos testimonios de un corazón extraordinario, que se levantó de las luchas humanas para seguir los pasos del Maestro, en un esfuerzo incesante.
Las iglesias displicentes de la actualidad y los falsos deseos de los creyentes en los diversos sectores del Cristianismo, justifican nuestras intenciones.
Por todas partes, existen tendencias a la ociosidad del espíritu y manifestaciones del menor esfuerzo. Muchos discípulos disputan las prerrogativas del Estado, mientras otros, distanciados voluntariamente del trabajo justo, suplican la protección sobrenatural del Cielo. Templos y devotos se entregan, gustosamente, a situaciones acomodaticias, prefiriendo el predominio y los regalos de orden material.
Observando ese panorama sentimental, es útil recordar la figura inolvidable del generoso Apóstol.
Muchos han comentado la vida de Pablo; pero, cuando no le atribuyeron ciertos títulos de favor, gratuitos del Cielo, lo han presentado como un fanático de corazón reseco. Para unos, él fue un santo por predestinación, a quien Jesús se apareció, en una operación mecánica de la gracia; para otros, fue un espíritu arbitrario, absorbente y austero, inclinado a combatir a los compañeros, con vanidad casi cruel.
No nos detendremos en esa posición extremista.
Queremos recordar que Pablo recibió la dádiva santa, de la visión gloriosa del Maestro, a las puertas de Damasco, pero no podemos olvidar la declaración de Jesús relativa al sufrimiento que le aguardaba, por amor a su nombre.
Es cierto que el inolvidable tejedor traía su Ministerio Divino; pero, ¿quién estará en el mundo sin un ministerio de Dios? Mucha gente dirá que desconoce su propia tarea, que es inconsciente al respecto, pero nosotros podemos responder que, aparte de la ignorancia, hay desatención y muchos prejuicios perniciosos. Los más exigentes, advertirán que Pablo recibió un llamado directo; pero, en verdad, todos los hombres poco rudos tienen su convocatoria personal al servicio del Cristo. Las formas pueden variar, pero la esencia del llamamiento es siempre la misma. La invitación al ministerio llega, a veces, de manera sutil, inesperadamente; pero, la mayoría, resiste a la generosa invitación del Señor. Ahora, Jesús no es un maestro de violencias y si la figura de Pablo se engrandece mucho ante nuestros ojos, es que él oyó, se negó a sí mismo, se arrepintió, tomó su cruz y siguió al Cristo hasta el fin de sus tareas materiales, a pesar de las persecuciones, enfermedades, apodos, burlas, desilusiones, deserciones, pedradas, azotes y encarcelamientos. Pablo de Tarso fue un hombre intrépido y sincero, caminando entre las sombras del mundo, al encuentro del Maestro que se hizo oír en las encrucijadas de su vida. Fue mucho más que un predestinado, fue un realizador que trabajó diariamente, fomentando la luz.
El Maestro lo llama, desde su esfera de claridades inmortales. Pablo tantea en las sombras de las experiencias humanas y responde: –Señor, ¿qué quieres que yo haga?
Entre él y Jesús había un abismo, que el Apóstol supo atravesar en decenios de luchas redentoras y constantes.
Nuestro objetivo es demostrar con claridad cuánto nos compete trabajar, para ir al encuentro de Jesús.
Otra finalidad de este humilde esfuerzo es reconocer que el Apóstol no podría llegar a esa posibilidad, en una acción aislada en el mundo.
Sin Esteban, no tendríamos a Pablo de Tarso. El gran mártir del Cristianismo naciente alcanzó una influencia mucho mayor en la experiencia paulina, de lo que podríamos imaginar, tan solo compulsando los textos conocidos en los estudios terrestres. La vida de ambos está entrelazada con misteriosa belleza. La contribución de Esteban y de otros personajes de esta historia real, viene a confirmar la necesidad y la universalidad de la ley de cooperación. Y, para verificar la amplitud de ese concepto, recordemos que Jesús, cuya misericordia y poder lo abarcaban todo, procuró la compañía de doce auxiliares, con la finalidad de emprender la renovación del mundo.
Además, sin cooperación, no podría existir amor; y el amor es la fuerza de Dios que equilibra el Universo.
Desde ya, veo a los críticos consultando textos y combinando versículos para ir demarcando los errores de nuestro sencillo emprendimiento. A los bien intencionados les agradecemos sinceramente, por conocer nuestra expresión de criatura falible, declarando que este modesto libro fue escrito por un Espíritu para los que vivan en espíritu; y ante el pedantismo dogmático, o literario, de todos los tiempos, recurrimos al propio Evangelio para repetir que, si la letra mata, el espíritu vivifica.
Así, al ofrecer este humilde trabajo a nuestros hermanos de la Tierra, formulamos votos para que el ejemplo del Gran Convertido se haga más claro en nuestros corazones, para que cada discípulo pueda entender cuánto le compete trabajar y sufrir, por amor a Jesucristo.

Emmanuel
Pedro Leopoldo, Minas Gerais, Brasil,
8 de julio de 1941

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