El Iris de Paz

El Iris de Paz. Órgano oficial de la Sociedad Sertoriana de Estudios Psicológicos, fundada en Huesca en 1877.

El 15 de marzo de 1883 veía la luz en la ciudad de Huesca El Iris de Paz, publicación quincenal espiritista. Quintín López (con 19 años) había llegado providencialmente poco antes a la Sociedad Sertoriana. Sus conocimientos profesionales en el campo de la impresión, además de su juventud y espíritu colaborador le llevaron a encargarse cuidadosamente de materializar en papel aquel proyecto, lo que incluía la preparación, la impresión, doblado y envío de la publicación.

Se sitúa la redacción y administración en el Coso Alto número 17 y la impresión que según consta al pie de su última página como “imprenta manual de El Iris”, en la calle Vidal de Canellas número 13, es realizada en el taller de imprenta de Lino Martinez que había trasladado su máquina-tórculo de impresión “Lord Stamphope” desde la calle San Salvador a Vidal de Canellas, de donde pasará posteriormente al Coso Bajo. Como director al frente de la publicación Domingo Monreal, costando la suscripción al trimestre 0,75 pesetas, a la vez que se hallaba a la venta en varios puestos tanto de la ciudad como en el resto de la provincia, dándose el caso de lograr una buena difusión en Zaragoza, que desde la Librería de Mainar, de la calle Escuelas Pías número 9, llenaba el hueco dejado por El Espiritista, revista científica fundada por Torres Solanot. Allí esta publicación oscense, despertará la necesidad de una nueva publicación zaragozana, que llegará nuevamente de la mano de Torres Solanot con el curioso título de Un Periódico Más, un decenal libre pensador.

El Iris de Paz desde su primer número en el que saluda a la prensa altoaragonesa, a los hermanos en creencias, y a los lectores en general, incluyó en sus columnas temas relativos a la ciudad y provincia, siendo en este de su presentación en el que excita el celo del ayuntamiento para dotar al cementerio civil de un depósito de cadáveres y preservarlo de las aguas que lo inundan en los temporales y cuando discurrían en abundancia por la acequia de riego que lo atravesaba por el tapial medianero al católico. Igualmente que se preocupa del replanteo del camino de hierro de Huesca a la frontera francesa, en la sección de Huesca a Ayerbe.

Llega este periódico en un momento en el que la información está cubierta por otros medios ampliamente, momento en el que La Crónica y El Diario de Huesca se encontraban enfrentados en una dura polémica sobre el concepto de Prensa Independiente, además de algunos puntos divergentes sobre el Asociacionismo Empresarial, junto todo ello con otro tema de rabiosa actualidad en aquellos días sobre el “Cólera”, una epidemia que azotó la ciudad y causó numerosas muertes. Por otra parte, se produce al mismo tiempo el resurgir de El Oscense que como segunda época aparece de aquél publicado en 1868, además de La Asociación Popular que venía a ser el órgano del Círculo Católico de San Lucas.

Esta publicación espiritista será en definitiva la ventana al exterior de la Asociación de Libre-pensadores que dirigía Mariano Marco y de la Sociedad Sertoriana de Estudios Psicológicos que presidía Domingo Monreal, apareciendo en sus páginas (inicialmente 8 a dos columnas) informaciones y trabajos de colaboradores entre los que se encontraban: Amalia Domingo Soler, el Vizconde de Torres Solanot, Enrique Oltra, Vicente Aguirre, Salvador Marco, Esteban Chavala, Severo Lasala, Sixto Huerta, Ramón Alamán, Pedro Morcate, Mariano Bellestar, Constantino Olivera, Mariano Pérez, Félix Ferrer, Bernabé Morera, Faliciano Sánz y Lorenzo Fuyola entre  otros.

Durante los momentos más duros de la epidemia de Cólera en Huesca, los libre pensadores Fuyola, Monreal, Alamán y Ferrer, contando con los productos y medicamentos cedidos gratuitamente por el farmacéutico Manuel Camo (Que no quiso cobrar ningún medicamento, mientras duró la epidemia) atendieron y visitaron a numerosos enfermos, llegando a contagiar a sus propias familias alguno de ellos, siendo recogido este gesto caritativo y de servicio a sus semejantes, por la prensa regional y nacional, acto que por otra parte, desencadenó una dura crítica y posterior polémica, que fue iniciada por el presbítero oscense Vicente Carderera y Potoc contra esta publicación, siendo replicado el reverendo desde otros medios como El Buen Sentido, El 11 de Febrero, El Diario de Huesca, además de El Imparcial, que a nivel nacional también se hizo eco. Pero éstas polémicas eran consustanciales entre los espiritistas y libre pensadores y el clero, pues igualmente en Zaragoza, se produce otra larga polémica que enfrentará a Torres Solanot con el canónigo del Pilar, el Sr. Codera.

En 1885 la Sociedad Sertoriana de Estudios Psicológicos de Huesca, se encontraba instalada con oficinas, biblioteca, además de amplios salones para reuniones y experimentos, en la calle San Voto nº 8, siendo allí donde hace la presentación de la obra “El Espiritismo y sus Impugnadores”, escrita por D. Miguel Sinués y Lezaún , en defensa de la doctrina espiritista combatida por El Diario Católico de Zaragoza, que había hecho correr ríos de tinta y que al dar cumplida información El Iris de Paz de Huesca desencadenará otra polémica al insertar La Crónica, un comentario como que fue recogido de El Diario de Huesca colocando en entredicho a un maestro por su vinculación con las ideas espiritistas. Eso lleva a la aparición en septiembre de 1885 de una hoja clandestina y anónima, calificada por algunos medios de corte “neo-católico” contra los libre pensadores oscenses y contra El Iris de Paz, el cual respondió abiertamente con un largo y extenso alegato rechazando esta “anatematización” y terminando con este llamamiento: “Oscenses: Aunque ya lo sabíais, hemos vuelto a repetiros lo que somos. Juzgadnos por nuestros actos, y juzgad, si no la despreciasteis ya, la hoja anónima publicada por algunos ilusos, que hacen bien en ocultar sus nombres, contra los libre pensadores de Huesca”. Encabezando una larga lista de firmas, el Vizconde Torres Solanot.

El periódico espiritista de Lérida El Buen Sentido, en un comentario inserto en su nº 3, de 15 de abril de 1883, informaba que “la idea de crear un periódico espiritista en Huesca se debió a las provocaciones del periódico clerical La Provincia”.

Después de la salida del primer número, El Iris de Paz fue excomulgado por el obispo de Huesca, Honorio María de Onaindía y Pérez, hecho que suscitó numerosos comentarios en la prensa, muchos de ellos en tono de sorpresa e ironía. Por ejemplo, “El Buen Sentido”, decía con fino humor:

“Nacer ‘El Iris de Paz’ y caerle encima una condenación episcopal, la del obispo de Huesca, ha sido una misma cosa. El colega ha recibido una recompensa sin casi haber tenido tiempo de ganársela. Así sale él tan ufano haciendo saber a sus lectores, por medio de un suplemento, la distinción con que ha sido honrado por el obispo. Nada: que los obispos han resuelto fomentar las buenas lecturas, y las condenan y prohíben porque saben que la prohibición abre el apetito…”

Por su parte La Solución, periódico espiritista de Gerona, comentaba lo sucedido en estos términos:

“Siempre se ha visto que el que escupe al aire se mancha el rostro a sí mismo. Esto le ha sucedido a D. Honorio María de Onaindía, obispo de Huesca, al lanzar contra los redactores y lectores del indicado periódico, para ellos saludable excomunión.

Dichoso tú, estimado colega, que entras en el estadio de la prensa bajo tan buenos auspicios. Dichoso, repito, porque te dan pie para perdonar a los que te anatematizan, cumpliendo de este modo el mandato de Jesús, que dijo: ‘Perdón para vuestros enemigos’. ¡Regocíjate!, que de los mansos es el reino de los cielos.

Recibid, estimados compañeros, nuestra más sincera felicitación por tan fausto suceso; ínterin aguardamos nos quepa igual suerte en la lotería clerical.”

El Motín (periódico no espiritista) hacía un comentario en tono sarcástico y simpático de este hecho, del que extraemos los siguientes párrafos:

“¡Oh, Iris de Paz, periódico de Huesca! ¡Yo te saludo, te felicito y te envidio! Lo que he buscado desde mi fundación; lo que con todas las veras de mi alma he pedido, ofreciendo hasta dinero por alcanzarlo, la excomunión de un obispo, lo has conseguido tú con el primer número.

¿De qué medios te has valido? ¿Qué has hecho? Dímelo, para imitarte, a menos que lleves la crueldad al extremo de gozarte en mi martirio.

¡Qué suerte, compañero, qué suerte la tuya! Una excomunión de primera fuerza al primer número, cuando El Motín lleva ya publicados ciento tres, sin haber alcanzado más que los anatemas de curas de tres al cuarto, que equivale a comer patatas mal guisadas, sabiendo que existen en el mundo trufas y faisanes.”

Padecerá aún dos excomuniones más, de los prelados de Barbastro y Jaca.

Fue suspendido tras declararse una epidemia de cólera en Huesca, publicando su número 65 y último el 31 de diciembre de 1885, convirtiéndose sus colaboradores en enfermeros que ayudaron a paliar los efectos de la epidemia en la ciudad. Esa transformación de los miembros de la Sociedad Sertoriana en enfermeros benévolos motivó que fueran propuestos para la cruz de beneficencia, que rechazaron.

Descargar año 1883 en pdf  El Iris de Paz 1883(n.2al20).pdf

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