Marietta y Estrella  (páginas de ultratumba de dos existencias)

Marietta y Estrella es un libro mediúmnico recibido por el médium gallego de la Sociedad Espiritista Española Daniel Suárez Artazu, de los Espíritus de Marietta y Estrella. Con el subtítulo Páginas de ultratumba de dos existencias, fue publicada en su primera edición por la Sociedad Progreso Espiritista de Zaragoza el 22 de noviembre de 1870. En otras ediciones aparece con el subtítulo Historia de dos mujeres. La novela Marietta y Estrella es una de las obras capitales del espiritismo español.

Esa primera edición se imprimió en la Imprenta zaragozana Calixto Ariño, contenía solo la primera parte de la obra. La segunda parte se recibió en Madrid por la Sociedad Espiritista Española, dónde se encontraban la mayor parte de los miembros de la Sociedad Progreso Espiritista, que se habían trasladado a la capital española, traslado motivado entre otros motivos por el nombramiento como Ministro de uno de sus miembros. Entre los integrantes de las dos Sociedades se encontraban importantes personalidades como el Vizconde Torres Solanot y altos cargos del ejército español, destacando el General Joaquín Bassols y Marañosa, Ministro de Guerra de España, ministerio denominado así hasta el 1938, el equivalente actual a Ministro de Defensa.

Marietta y Estrella tuvo sucesivas ediciones, normalmente bajo el título principal de Marietta, y se tradujo al italiano, ya que parte de la trama está relacionada con el país transalpino. En el prólogo, firmado por Torres-Solanot e introducido a partir de la quinta versión (1888), se detalla el método de elaboración de la obra:

Colocado el médium en actitud de escribir con un socio a su frente para sujetar y colocar el papel, toma un lápiz grueso que apoya suavemente sobre aquel y, después de haber invocado mentalmente al espíritu con quien se desea comunicar, instantáneamente se pone en movimiento la mano, trazando con velocidad inconcebible las ideas que tiene a bien emitir el espíritu invocado.

El médium nada pone de su parte, y lejos de suplicar el silencio que nunca solicita, sin temor a la interrupción de su trabajo, porque en él no obra la imaginación, contesta a las personas que le hablan y toma una parte activa en las cuestiones que se suscitan, sin que por esto deje de funcionar aquella mano que escribe, estampando mecánicamente en el papel los pensamientos más sublimes.

Marietta y Estrella es en palabras del Vizconde Torres Solanot un monumento de la literatura espiritista. Relata algunos hechos «culminantes» de la vida de dos mujeres que encarnaron y murieron en la tierra en dos épocas diferentes. Versa sobre el amor, la resignación y la actitud vital ante las adversidades, y arrastra cierta carga moral en sus páginas.

La primera parte

«narración sencilla de algunos hechos culminantes de la vida de dos mujeres, que pasaron y murieron sobre la tierra, tan desconocidas como aquellas solitarias flores que en cualquier rincón del valle un día lucen y otro se deshojan, sin que para admirar su belleza se detenga en ellas ni una sola mirada»

La segunda parte

«Cómo más allá de la vida humana se recoge el fruto y se tocan los efectos de todas aquellas obras y de todas aquellas causas que, al parecer, sobre la tierra se han perdido y olvidado; y como en el abismo de luz que sigue al abismo del sepulcro, el mal se resuelve en tempestades y en serenos horizontes la virtud». —«Ni la existencia ni el trabajo, ni el dolor concluyen donde empieza un sepulcro. Si el agitado sueño de la vida no es el reposo, no lo es tampoco el profundo sueño de la muerte». —«Si vivir es movimiento morir es tomar otro nuevo; es terminar un tarea impuesta de existencia, para emprender otra, consecuencia de la anterior: es el fin de una jornada que conduce a un progreso».

Para situarnos históricamente reproducimos algunas palabras de Fabián Palasí, una de las más altas personalidades del espiritismo español del momento, publicadas por la Revista Psicológica La Irradiación (Madrid, 1896), páginas 190-198.

Joaquín Bassols y Marañosa, te­niente general de los ejércitos españoles, había co­nocido el Espiritismo durante la emi­gración, y toda su familia participaba de las mismas creencias, siendo médiums dos de sus hijos.

Las primeras sesiones espiritistas fueron como familiares, y se verificaron en el mismo edificio de la capitanía general. A ellas acudían, además de la fa­milia Bassols, algunos aficionados al espiritismo, y entre ellos D. Bartolomé Castellví, que ya había asistido en París a las mismas sesiones de Kardec, don Eduardo López del Plano, D. Miguel Sinués; D. Manuel Rozas, el Vizconde de Torres Solanot y otros, en­tre los que se contaban varios oficiales de la guarni­ción, como D. Saturnino Fernández Acellana, hijo po­lítico del general Bassols, Primo de Rivera, Echaluce y muchos más que no citamos.

Al crecer en número e importancia este grupo, se constituyó en sociedad formal, adoptando el título de «Progreso Espiritista», y celebró sus primeras sesio­nesen un local de la plaza del pueblo. Su primer presidente fue D. Saturnino Fernández Acellana; vi­cepresidentes, D. Miguel Sinués, abogado y propieta­rio, y D. León Cenarro, magistrado y secretario don Patricio Morales. El general Bassols siguió como pre­sidente honorario.

A las sesiones de esta naciente sociedad fue invi­tado un modesto empleado, Daniel Suárez Artazu, quien desde luego se manifestó como un poderoso médium escribiente. Por su conducto se recibieron, primero algunas comunicaciones y consejos de Cer­vantes, y luego el librode Marietta y Estrella.

Al propio tiempo que el médium Daniel Suárez recibía los sublimes dictados de Marietta y Estrella, otro médium, César Bassols, recibía otro libro media­nímico, dictado por el espíritu de William Pitt titulado La educación de los pueblos, que también editó la misma sociedad.

El 1° de Enero de 1871 se empezó la publica­ción de una revista quincenal con el mismo título que la sociedad El Progreso Espiritista, de la que sólo se publicaron siete números, por el quebranto que la sociedad sufrió al ser llamado el general Bassols para ministro de la Guerra, siendo al propio tiempo trasla­dados a Madrid muchos de los socios que componían la sociedad «Progreso Espiritista», de Zaragoza, y otros que, como el Vizconde de Torres Solanot, mar­charon por su gusto.

Las reuniones siguieron desde esta fecha con un carácter privado en casa de algunos hermanos, hasta que se reorganizó la asociación en 1878 con el nom­bre de «Sociedad de Estudios Psicológicos», cuyo re­glamento fue aprobado por la autoridad gubernativa en 24 de Septiembre del mismo año.

En la cuaresma de 1880 predicó el canónigo don Juan Codera en el templo del Pilar una serie de ser­mones contra el Espiritismo; y desde entonces em­pezó a tomar nuevo y mayor incremento la Sociedad Espiritista de Zaragoza. El predicador daba noticia extensa (salvo algunos errores, quizá voluntarios) de cuanto sucede en las reuniones espiritistas; las dife­rentes mediumnidades y comunicaciones tiptológicas, escritas, parlantes, videntes, etc., que allí se reciben, todo ello, según él, por intervención del diablo; con lo cual no hizo sino sobrexcitar la curiosidad de las personas asistentes a dichos sermones, quienes de­seando sin duda «entrar en relaciones con Satán», pro­porcionaron bastante trabajo a los carpinteros y eba­nistas con los pedidos de veladores. El Vizconde de Torres Solanot, que a la sazón se encontraba en Madrid, trasladó a Zaragoza temporalmente la Revista Espiritista que allí dirigía, con objeto de refutar los asertos erróneos y calumniosos que vertiera el orador sagrado.

En Septiembre de 1883 empezó en Zaragoza la publicación de un periódico racionalista, que desde los primeros números se conquistó un lugar honroso entre la prensa siendo a la vez el blanco de las iras de los retrógrados y objeto da una tenaz per­secución por parte de aquel gobierno. Se tituló esta publicación Un Periódico Más y en ella, du­rante los tres años que vivió, se propagó el Espiritis­mo sin nombrarlo, según aconsejaron los propios espíritus. La Sociedad Espiritista de Zaragoza suministró 250 pesetas para los primeros gastos, sus socios fueron los primeros accionistas y suscriptores, y los señores Vizconde de Torres Solanot, Navarro (D. Félix), Pallol (padre e hijo), Palasí y Maynou, prestaron gratuitamente sus servicios como re­dactores. El periódico mereció las excomuniones del Cardenal Arzobispo de Zaragoza y de otros varios prelados, y a él se debió en gran parte la creación de las escuelas laicas.

En 1884 se recibió un libro medianímico por el médium V. B. de la Sociedad; ésta, después de exa­minar su contenido, lo patrocinó y editó, poniéndole por título “Una defensa más del Espiritismo”.

A consecuencia de las predicaciones de una mi­sión jesuítica, se reunieron los elementos racionalis­tas y crearon las escuelas laicas de niños y de niñas que se inauguraron el 18 de Enero de 1885. La so­ciedad espiritista prestó gratuitamente su local du­rante los seis primeros meses, y sus socios fueronsus más decididos protectores.

En lo interior, la Sociedad Espiritista de Zaragoza ha tenido siempre un carácter más bien científico que práctico, asemejándose sus sesiones a las de un modesto ateneo. De las dos sesiones semanales, la de los domingos y días festivos se dedica a estudios teó­ricos; la otra, a la explicación de las diferentes me­diumnidades, pruebas y desarrollo de médiums. En las sesiones teóricas se da preferencia a los temas presentados por los socios, y cuando no existen temas se explica y comenta uno de los libros de la filosofía, o de cualquier autor que con ella se relacione; pues en el año actual se ha analizado y discutido el libro “Fuerza y Materia, de L. Büchner; y ¡ojalá tu­viéramos en nuestra biblioteca todos cuantos libros se han escrito contra el Espiritismo!… Sólo examinando el pro y el contra es como se aquilata el valor de una idea.

Por el año 1888 se formó en la Sociedad una sec­ción llamada de «Experimentos», en la que nos pro­poníamos obtener algún fenómeno del orden psico­físico. Carecíamos de médiums especiales, pero a fal­ta de un Home, de un Eglinton, de un Slade o de una Eusapia, teníamos la intuición o presentimiento de que, o se desarrollarían en estas sesiones, o acu­mularían los espíritus el fluido de todos los asistentes para producir algún fenómeno. Esta sección llegó aser demasiado numerosa (algunas noches había más de treinta personas), y habiendo indicado los espíritus que sería muy difícil uniformar fluidos tan hete­rogéneos, por serlo los pensamientos y voluntades de los congregados, se desistió después de más de dos años de escasos resultados, y entonces se pensó en crear un grupo menos numeroso con los elementos más apropiados.

En 1891, después de algunos trabajos previos, se constituyó el «Grupo Irene», el cual se dedicó en un principio a la sugestión de espíritus atrasados, por el intermedio de un sonámbulo y médium de po­sesiones, hasta que los espíritus que dirigían estos trabajos aconsejaron tomar las pizarras para ver de obtener la escritura, directa por la acumulación de fluidos en sesiones sucesivas. La primera prueba se obtuvo el 18 de Junio de 1892, después de dieciocho sesiones de media hora: las siguientes no costaron tan­to, y algunos se obtuvieron en una sesión. Estos fenó­menos se han realizado en las condiciones más rigu­rosas de experimentación, con luz de gas en la habi­tación, en caja cerrada con candados, y a veces pre­cintada, lacrada y sellada, y habiendo siempre en la reunión tres o cuatro personas además de los médiums. En estas condiciones se han obtenido las die­ciséis pruebas que poseemos, de las cuales hay tres en francés, sin que los médiums supieran este idioma.

Por último, hemos de indicar también que en Za­ragoza y por individuos y médiums de la «Sociedad» (los Sres. D. Félix Navarro y D. Domingo y D. Be­nigno Pallol, especialmente) se empezó allá por el año 1881 la interpretación filosófica de la obra de Cer­vantes Don Quijote de la Mancha, obra medianímica, cuya impresión está casi terminada, y que ha de lla­mar poderosamente la atención a propios y extraños en el mundo literario.

En la provincia de Huesca existe en la capital la “Sociedad Sertoriana de Estudios psicológicos”, cu­yo reglamento fue aprobado por la autoridad en 14 de Mayo de 1877. Esta Sociedad empezó en 1883 la publicación de un periódico titulado El Iris de Paz, redactado por D. Quintín López y algunos otros her­manos, especialmente el Vizconde de Torres Solanot. El Iris fue excomulgado por el obispo de Huesca desde el primer número y sostuvo con éxito algunas polémicas con los diarios católicos de aquella ciudad. Últimamente el hermano Quintín López ha publicado en San Martín de Provensals (Barcelona) donde hoy se encuentra, un libro titulado Catolicismo y Espiri­tismo, como refutación a los ataques que nuestra doc­trina sufrió del clero oscense.

Fabián Palasí

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