Perdón es la primera de dos conferencias sobre esta cuestión, y que antecede a La Dificultad del Perdón.

El  capítulo X ítem 8 de El Evangelio según el Espiritismo refiere que el perdón es el sacrificio más agradable a Dios.

Id a reconciliaros con vuestro hermano antes de presentar vuestra ofrenda al altar, enseñó que el sacrificio más agradable al Señor es el del resentimiento propio, que antes de presentarse para ser perdonado, es preciso que perdone él mismo, y que si ha hecho algún daño a sus hermanos, es preciso que se haya reparado; sólo entonces será agradable la ofrenda, porque procederá de un corazón puro de todo mal pensamiento.

Si tenemos que perdonar es porque hemos estado ofendidos. ¿Podemos imaginar a Espíritus Superiores, a Jesús, San agustín, Francisco de Asís, ofendidos?

¿Por qué estos no se ofenden y nosotros sí, que tienen que  nosotros no tenemos? Entre otras cosas la humildad… frecuentemente nuestro mayor enemigo es nuestro propio orgullo y por eso Jesús se dedicó a combatirlo como el mayor obstáculo para nuestro progreso.

Aquél que esté sin pecado que tire la primera piedra, y nosotros cuantas piedras no tiramos continuamente como consecuencia de nuestros grandes defectos que aún conservamos muy tenaces.

Si nos ofendemos es porque aún somos orgullosos.

¿Por qué Dios permite que los malos estén con los buenos? ¿Y los buenos estén con los malos?

Para los malos es una gran oportunidad de aprender de los buenos. Y para los relativamente buenos es una oportunidad de ejercitarse entre otras cosas en el perdón.

No nos debe importar si es este o es el otro porque tenemos estas pruebas.

Qué me importa si fue Pepe, Paco, Marta, ¿voy a estar con rabia de Pepe si está, sin saberlo, ayudando a mi progreso?

Nuestra prueba es perdonar, la de él será no hacer el mal.

Además que lo haremos por nuestra propia salud, no perdonar provoca úlcera, gastritis, baja las defensas…

Algunos dicen que perdonar es olvidar. ¿El perdón verdadero es el que se hace seguido del olvido del mal que se nos ha hecho?

Decía Jesús, hacer al prójimo lo que se desea que el prójimo nos haga.

Si no deseamos ser heridos no hiramos.

Desde el punto de vista de la psicología profunda perdonar es no alimentar esa falta que nos hicieron… no recapitular la idea. Todos hasta los que nos hieren son muy sensibles a la sutileza, a la humildad, a la simplicidad. El perdón desde este punto de vista psicológico es dar el derecho a que el prójimo sea como es, y si es así, no cambiarlo.

Pero si yo soy así tengo el deber de modificarme para ser mejor. El prójimo posiblemente esté en otra sintonía. Pero yo que si estoy deseando ser feliz tengo que perdonar.

Nunca devolveré mal por mal.

Cuando alguien me calumnia yo le doy el derecho de ser un calumniador. Porque el es un calumniador. Pero no tengo el derecho de continuar con rabia porque sino la persona me está cambiando. No le doy el derecho ni el poder de cambiarme. Y tampoco lo castigo, está enfermo.

Como tengo una visión diferente de la vida tengo que demostrar esta forma maravillosa de ver la vida. Si quiero transmitirle amor tengo que amar desde lo más profundo de mi ser.

Debemos permitir que el otro sea inferior si lo desea. Y si nos ofende ¿de quién es el problema?

Primero sabemos que es mentira, él sabe que es mentira… entonces el problema es de su conciencia.

No permito que me manipule por su odio, no voy a cambiar la belleza de un maravilloso día de sol por su actitud. Yo estoy brillando y no voy a permitir que él me cambie.

¿Pero qué ocurre con  el olvido?

No devolver el mal depende de mí, olvidar depende de mi memoria. Cuantas cosas quisiera olvidar y simplemente no olvido.

No lo consigo, no olvido, porque está impreso en zonas específicas de nuestro comportamiento cerebral, en los paneles profundos de nuestro periespíritu. Que nadie suponga que perdonar es olvidar desde el primer momento.

A la luz de la psicología enfadarse hace cierto bien, siempre y cuando no nos genere un arrebato de ira contra el otro, lo que hace mucho mal.

Ciertas cosas que nos digan o hagan pueden provocarnos una especie de shock, es fisiológico, nuestro riego sanguíneo se enerva y reaccionamos, es la predominancia de la naturaleza animal sobre la naturaleza espiritual. Cuestión 742 de El Libro de los Espíritus. Pero mantener ese estado depende de mi voluntad. Si conservo el recuerdo tengo un problema psicológico masoquista.

A muchos les gusta sufrir, se complacen siendo infelices, acumulando tormentos voluntarios en su psiquis y perdiendo la alegría de vivir. Es una actitud masoquista porque lo racional es liberarse de todo lo que nos perturba, para eso somos seres inteligentes y poseemos los mecanismos de liberación.

-Pero él no debería haberme hecho eso… no debería haber hecho tal o cual.

Es, si lo pensamos bien, su problema, se está creando futuros problemas.

-Es que él se llevó todo lo que yo tenía.

Pero depende de nosotros convertirnos en jueces implacables, y hasta en criminales buscando venganza o simplemente mantener nuestra paz. E incluso en grados más avanzados de evolución moral, darle todavía algo más, es el devolver bien por mal.

 

A cualquiera que te pida, dale; y al que tome lo que es tuyo, no pidas que te lo devuelva.

Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos.

Porque si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores aman a los que los aman.

Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores hacen lo mismo.

Y si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores prestan a los pecadores, para recibir otro tanto.

Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande

Lucas 6:30-35

No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados.

Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.

Mt. 7.1-5

De ahí que la visión psicológica del perdón es muy diferente de la visión espiritualista del perdón. Como somos seres emocionales no devolvamos y trabajemos para olvidar. A medida que vamos trabajando contra la rabia y la ofensa, piernden significado.

El problema no es el acto en sí, lo que nos hacen sino en como digerimos ese acto. Es lo único que depende de nosotros.

En la historia de la mediumnidad resalta  una dama notable la señora Madia Modesta de la ciudad de Uberaba, que atendía a los necesitados, y recibía en ocasiones al venerable espíritu Eurípides Barsanulfo. Empezó a tener manifestaciones extrañas, cada vez q tocaba un objeto metálico se desmayaba y llevada al Dr. Ignacio Ferreira psiquiatra y espírita, este detectó que era un fenómeno paranormal y después de hipnotizarla suavemente entró en un trance profundo y Eurípides Barsanulfo comenzó a hablar con el Dr. Ignacio… se trataba de mediumnidad de exteriorización fluídica y magnética que precisaba educación.

Es mejor devolver rosas que espinos

Esta señora inteligente encontró la doctrina espírita, leyó la obra de Allan Kardec, y siendo alguien de reconocimiento local y prestigio simplemente dejó de frecuentar la catedral donde tenía siempre reservado un lugar especial para frecuentar un modesto centro espírita en el que encontró lo que buscaba y reveló una mediumnidad admirable.

Tiempo después en la fecha de su cumpleaños recibe de regalo una vasija de porcelana inglesa muy bien decorada, con una nota, en la nota una antigua amiga le decía:

-Ahí está mi presente y dentro de  él lo que te mereces.

Madia quedó sensibilizada, desempaquetó la caja, sacó el regalo, cogió la vasija y encontró dentro excrementos humanos. La médium en ningún momento se aborreció. Un año después, en el cumpleaños de su amiga, la médium le mandó un ramo de rosas, y una nota:

-Agradezco profundamente tu regalo, te devuelvo la vasija, su contenido lo coloqué en una maceta, y ahora te envió las rosas que salieron de allí, Dios te bendiga.

Es un acto de perdón, devolver con luz lo que se recibe con sombras, ¿cómo terminó la historia?… La amiga posteriormente caería en una obsesión y fue a pedir  pases a Madia cuyas manos estaban iluminadas por el amor.

Así desde el punto de vista espírita el olvido sólo puede venir cuando la memoria se encarga de diluir, disolver la impresión negativa, lo que requiere tiempo, reflexión y auto superación, es cuando comprendemos que el perdón no es connivencia con el error.

Cuando alguien me ofende yo no estoy de acuerdo con él, aunque no estoy en  contra de él. Cuando mi hijo actúa erróneamente, está aturdido emocionalmente, es ingrato, hace todo cuanto me desagrada, como si fuese a propósito, y yo no estoy de acuerdo, es lógico, pero no puedo estar en contra de mi hijo, y si entenderé que él está enfermo,

No es normal, no es saludable una actitud así, entonces yo tengo el deber de sacrificarme, aceptar el deber de la maternidad, de la paternidad, en un acto de sacrificio y no de recreación. Ser co-creador es ser copartícipe del dolor, y no sólo de las alegrías. ¿Dios nos abandona cada vez que somos ingratos con él, que blasfemamos, que hacemos todo lo que no debemos? El perdón no es connivencia con el error, tampoco el perdón es una actitud para fingir que todo está bien, la persona realmente me ofende.

-Discúlpeme. -Vale, (mientras pienso: pero me las pagará)

-¿Me disculpas? -No puedo, hoy yo no puedo disculpar.

-¿Perdóname?-Aún no puedo, estoy muy dolido, no deberías haber hecho esto.

La gente dice no pasa nada, te perdono.

Y el día siguiente amanece con dolor de cabeza porque  no lo ha digerido, en este tiempo lo que no debemos, repetimos, es devolver el mal que nos fue hecho. La persona nos dice una palabra grave y después nos pide disculpas, no fue mi intención, y nosotros no disculpamos.

-Pero debes disculpar eres espírita

-No vamos a comenzar una nueva discusión, soy espírita y no perdono; ahora dame tiempo, lo lograré lo más rápido posible, no es necesario que yo te perdone ahora  porque yo te quiero perdonar con todo mi corazón, no superficialmente.

Simplemente no devolvemos nada malo ni nos apartamos de la persona, y tampoco exigimos. Sí te perdono, pero no lo hagas nunca más, no es eso, si el quiere continuar haciendo es su problema. Con mi actitud de perdón yo voy a mejorar, voy a ser mejor, y diferente, mi problema no es con él sino conmigo, si me permito vivir con odio, contrariado, estando siempre irascible… ¿cómo voy a amar a quien es la causa de mi resentimiento?

Pero soy yo el problema, no es  la esposa, el marido, los padres, los hijos, el jefe, que me manipula.

Llegamos al trabajo…

-¡Buenos días!

-No veo porque serían buenos.

-Vale, pero yo si los veo, hasta ahora.

No vamos ahora a probar y a discutir que es un buen día, no lo es, el tuvo una noche mala, sin dormir, está de mal humor, es un fenómeno fisiológico, no tiene nada que ver con la vista de la luz maravillosa del día.

Había un sacerdote era muy rebelde, de una rebeldía que se tornó insoportable, y contactaron con el Papa y el Papa dijo mándenlo al vaticano, yo voy a colocarlo con mi secretario particular, y voy a domarlo, voy a doblegarlo.

Vino el cura y el Papa le dijo:

-Diariamente usted tiene que golpear en la puerta de mi cuarto a las 7 de la mañana y decirme santidad son las 7, el café está servido y el día está maravilloso, ¡¿ha entendido?!

-Si santidad.

-¡Diariamente!

-Diariamente.

Y el sacerdote llegaba…

-Santidad son las 7, el café está servido y el día está maravilloso.

Y el Papa respondía:

-Ya se hijo mío, los ángeles me contaron.

Y así todos los días, el sacerdote se estaba empezando a cansar.

-Ya se hijo mío, ¡los ángeles me contaron!

Y un buen día…

-Santidad son las 7, el café está servido y el día está maravilloso.

-Ya se hijo mío los ángeles me contaron.

Y el cura contestó:

-¡Qué ángeles mentirosos, falsos, hipócritas, degenerados! ¡Son las 9, no hice el café y está lloviendo!

Era un rebelde, nadie conseguía cambiarlo, era un fenómeno fisiológico, en la psiquiatría se llama distimia, la enfermedad del mal humor, necesita de tratamiento psiquiátrico, el malhumorado es sólo un enfermo no es un borde, es la enfermedad del malhumor, entonces sea bueno consigo mismo ámese, no deje que nadie convierta su vida en insoportable, ni para usted ni para los otros.

Vamos a encarar con amor a las personas que nos hacen mal, porque una persona sana no hace mal. Es cuando está mal consigo misma que arremete contra el otro. Entonces seamos gentiles con nosotros mismos, cuando tengamos rabia tengamos rabia, no digamos ¡no tengas rabia!, ¿cómo se consigue eso?

Pero seamos honestos, hay mucha gente que dice, no, no estoy resentido, mentira, lo está y después muere de depresión, de resentimiento mal digerido. Asumamos y trabajemos esa rabia, ese resentimiento. Está claro que no es útil así que hagamos lo posible por salir de ese estado. Curemos la herida, cuando tenemos una herida nunca cosemos sin desinfectar antes y si lo hacemos será necesario una cirugía posterior, si la herida aún está abierta, si la rabia se mantiene en nosotros tenemos que digerirla, desinfectarla las veces que sea necesario.

En muchas personas este es el punto débil, todos tenemos algún punto débil o muchos, que sólo podremos encontrar a través del autoanálisis, que podemos y debemos hacer si queremos librarnos más rápidamente de nuestra propia infelicidad,  de los tormentos voluntarios que a cada instante nos creamos. Hay espíritas que mantienen un saber estar en todo momento sí, pero quizá por dentro hay momentos que sienten ciertos sentimientos malos, ¿de dónde surgen?

A veces ese malestar interno aparece por cansancio, estamos cansados y empieza surge ansiedad, cierta rebeldía, estamos tensos y saltamos ante la mínima. Por qué no ver en cada momento una nueva oportunidad de crecer, de por ejemplo estar con el otro, escucharlo, aprender de esta relación, es una nueva oportunidad de progreso, es una sabiduría nueva. Transformemos esos momentos más difíciles a pesar de estar agotados, cansados, en una nueva carga de adrenalina que renovará nuestra posición mental comprendiendo al otro, amando al otro, porque nos estamos queriendo a nosotros mismos, creciendo con estas nuevas lecciones que la vida nos ofrece a cada instante.

Pero cuántas veces caemos, nos equivocamos y entramos en ciertas conductas recelosas, a veces simplemente, como decimos, por cansancio. Aprendamos también a perdonarnos a nosotros mismos, tenemos derecho a estar cansados, somos humanos. Amémonos, no dejemos a nadie que nos maltrate, no tanto por lo que ellos hagan si no por el efecto que eso pueda tener en nosotros.

¿Y si podemos evitar un mal que vayan a hacernos?

Puede parecer una pregunta estúpida pero no lo es porque muchos no terminan de interpretar correctamente el perdón, y pretenden ir de mártires, cuando muchas veces simplemente se complacen en la pasividad y la queja, en el victimismo. Y en el fondo nunca perdonan y sufren sencillamente las consecuencias de su pasividad. Cuando vemos que alguien nos va a hacer un mal y podemos evitarlo, ¿por qué no hacerlo? Pero es que así progreso más rápidamente, alcanzo antes un estado moral superior.

Hay otras formas de conseguir esto por lo que no es necesario caminar por la vida con una actitud masoquista. Si alguien te va a golpear la mejilla y puedes esquivar el golpe esquívalo, ¡no seas tonto! Pero si no has podido evitar que te golpeen ya sea en la mejilla, en tu orgullo, en tus bienes, etc, entonces sí, ha llegado el momento en el que una nueva prueba llama a tu puerta, y puedes aprovecharte positivamente de ella. Uno aprendiendo a digerirla cuanto antes para que no te genere ningún sentimiento negativo y dos, si has alcanzado esa capacidad de devolver bien por mal, vas a obtener una nota más que sobresaliente, y es entonces que quizá consideres la posibilidad de devolver bien por mal, y no te importe ahora sí, poner la otra mejilla, o si se ha llevado lo que es tuyo no pedirle que te lo devuelva. El devolver bien por mal es además un auto test, en el que uno se prueba a sí mismo que efectivamente ha logrado perdonar de verdad.

Gandhi solía decir:

Yo no acepto la ofensa de nadie porque cuando alguien me ofende simplemente no acepto, doy el derecho a la persona de ser agresiva pero no me permito el derecho de devolver la agresión.

Es un pensamiento maravilloso.

Yo perdono al otro, porque el otro es así, y nosotros no somos así, entonces la rabia es una reacción nerviosa del sistema nervioso central, el rencor es un sentimiento inferior que nosotros conservamos, la rabia, la ira es semejante a un huracán, un rayo que puede provocar daños terribles, porque es inesperada. El rencor es calculado, programado, y es necesario que aprendamos a colocar un  pararrayos, para canalizar hacia la tierra y evitemos el tóxico del rencor, porque hasta nos podemos complacer con él.

A veces se ve entre compañeros espíritas que, cuando alguien que no les resulta simpático sufre una prueba, dicen: Se veía venir, cuando no hacemos Dios hace por nosotros. Eso muestra que o el conocimiento espírita es muy limitado entre esos compañeros, o se han olvidado totalmente de la aplicación práctica de los pocos o muchos que tengan. Es una especie de represalia contra esa persona, que puede nacer en la envidia, el orgullo herido, etc. Es un mecanismo sutil que suele nacer del rencor, no tengamos placer en la infelicidad de nadie, y si de su felicidad, tengamos compasión por los que lloran, pero también por los que hacen llorar porque son los auténticos enfermos.

Bezerra de Menezes una vez dictó una oración muy sui generis que decía así:

Todos te piden por los que lloran Señor, yo te pido por los que hacen de llorar, quiero pedirte por los que provocan las lágrimas. Todos te piden por los sufridores, en esta noche yo te pido por los que son responsables de la miseria de los otros. Todos te suplican por las víctimas, déjame rogarte por los verdugos, yo quiero suplicarte por los criminales Señor.

Quien sufre debiera ser feliz, está depurándose, pero quien hace el mal está comprometiéndose. Bajo esta visión cambiamos totalmente el significado. Si alguien está sufriendo no me voy a sentir feliz porque él esté sufriendo, debo ser solidario. Pero cuando alguien triunfa también debo ser solidario, el amor hacia los que progresan es otra forma de amor. Cuando alguien sufre y le ayudamos está muy bien visto, qué buenos somos, pero cuando alguien triunfa tenemos envidia, y decimos cosas como: todos los tontos tienen suerte, a saber como lo ha logrado, seguro que hay algo ilegal detrás.

Generalmente suele ser más simple, heredó una fortuna, le tocó la lotería, trabajó o cumplió bien su deber, se esforzó, o simplemente cambió de actitud en la vida y la vida se lo devolvió. Alegrémonos con el triunfo de los otros, es una forma de perdonar a la vida por no habernos dado aquello que el otro si ha recibido. Son parte de los misterios fascinantes de la vida, ese otro lo recibió porque ya lo merecía o quizá sería su prueba, porque las pruebas no son solamente el sufrimiento, el infortunio o la miseria, es también la belleza, la alegría, la salud o el dinero, son esas en realidad pruebas más difíciles de superar sin comprometernos espiritualmente. De acuerdo con el uso que les demos, construiremos nuestros días de mañana, una persona bella que atrae a todos es una persona en constante peligro e igual sucede con tantas otras cuestiones que forman parte del «éxito» en la vida.

Un gran psicólogo, el Dr. Otto Reink, dijo una vez:

Escucha todo lo que dice el otro de tí con un tercer oído, un oído neutro, escucha con un oído neutro de terapeuta. El terapeuta a veces es atacado por el paciente, y el terapeuta no lo toma personalmente, solamente graba y escucha, su tercer oído es la grabadora, después pasa la cinta y apaga. Aprendamos a escuchar los insultos, las calumnias, el mal que  nos hacen con ese tercer oído.

La vida se torna mas amena cuando aprendemos a considerarla en su estructura real, porque aprendemos filosóficamente a examinar el bien y el mal. Platón decía que todos tenemos una sombra, un lado oculto, pero procuremos como decía el admirable psicoanalista Yung tener un lado de sombra que sea dorado. Tenemos la sombra que llamamos mal, pero el mal en sentido figurativo que no es bueno es malo, y el único mal que  nos hace mal es el mal que hacemos a los otros, porque nos convierte en personas malas. Yung sugiere que esta sombra, herencia de nuestros errores, es una sombra virgen que él llama sombra dorada, es nuestra ignorancia, todo lo que ignoramos es un mal para nosotros porque no sabemos, vamos a adornar esta sombra de doradas tonalidades de experiencia, de sabiduría, de grandeza.

Así  vemos que desde el punto de vista filosófico el mal es todo aquello que puede perturbar perturbándonos, y desde el punto de vista espiritualista es la actitud que nace fruto de nuestra ignorancia y nuestra falta de conocimiento del relativismo de nuestra realidad temporal. Así el mal no debe ser combatido, el mal debe ser diluido, combatir es ir en contra, diluir es estar a favor y disminuir su intensidad.

Hay un anuncio, en el que vemos a Bruce Lee que con su convicción y sonrisa nos dice:

Vacía tu mente, libérate de las formas como el agua, pon agua en una botella y será la botella, ponla en una tetera y será la tetera, el agua puede fluir o puede golpear, se agua mi amigo, be water my friend.

Como nosotros no anunciamos un BMW no preguntamos como en el anuncio, ¿te gusta conducir? Pero si preguntamos, ¿te gustaría ser feliz?

¿Cómo? Si somos ignorantes ampliemos nuestro conocimiento, si enfrentamos actitudes nerviosas de resentimiento, de rabia, disculpemos, diluyamoslas con las maravillosas actitudes del amor.

María de Magdalena hizo una gran revolución en sí misma, que la condujo a ser el primer personaje de la historia en ver a Jesús, él no se aparece primero a su madre, a Juan a quien amaba, a Pedro en quien confiaba, pero si a aquella mujer que se arrepintió y que se modificó mostrando que tenemos el derecho de errar, del mismo modo que tenemos el deber de rehabilitarnos.

Para esa revolución interior somos convidados a reflexionar sobre ¿quien soy?, ¿qué debo hacer para tornarme mejor, más saludable, más feliz? Esta búsqueda del yo profundo exige coraje, es un parto psicológico, es el desnudar nuestro ego, porque siempre somos buenos y la culpa es siempre de los otros, o del tiempo, o de la sociedad, o de la cultura, o del gobierno, o de Dios. Somos como niños que ocultan sus faltas.

Debemos desenmascarar nuestro yo, reservando unos minutos al día para ese estudio de nosotros mismos.

Se cuenta que un rey enfermó mucho y un sabio fue a visitarlo:

-Majestad su problema es un problema del color, si su majestad viese todo verde su mundo sería  mucho mas feliz.

El rey enfermo y de mal humor decretó que el palacio debía estar todo pintado de verde, todo el palacio, paredes, alfombras, cortinas, y así cada vez que miraba a cualquier parte todo lo que veía estaba verde, y como el rey tenía que salir alguna vez todas las casas también se pintaron de color verde y el rey se salvó. Cinco años después, el sabio volvió a la ciudad y lo detuvieron en el gran portón, también verde, y unos guardias de piel también verde no le dejaban pasar con esas ropas blancas que él traía.

Imagen que ilustra la historia del reino pintado de verde
Castillo pintado de verde

-¿Y por qué no?

-Porque aquí sólo puede entrar quien viste de verde para que el rey vea todo verde.

-Tengo que entrar, fui yo quien aconsejó eso a su majestad.

Y lo llevaron ante la presencia del rey, vestido con una capa verde que improvisaron rápidamente para él. Ya ante su presencia su majestad le dijo:

-Quiero agradecerle por todo, el bien que el verde me ha hecho, ya no he enfermado, mi buen humor ha vuelto, ¡mire esta todo verde!

-Pero no era eso lo yo esperaba de su majestad.

-¿Cómo?, ¿usted no me pidió que viese todo de color verde?

-Si majestad bastaba usar unas gafas de sol con cristales verdes, y así vería todo verde…

Dé una luz interior, ponga color, ponga belleza, descubra el mundo, dele una tonalidad, busque una estética armónica, tenga una conducta ética, haga al otro lo que quisiera que el otro le hiciese.

La gran terapia del perdón propone que enfrentemos estas situaciones como momentos educativos para nosotros, de transformación y crecimiento. Las personas difíciles son nuestros desafíos, si la enseñanza espírita es nuestra teoría ellas son nuestra práctica, con ellos entrenaremos nuestra bondad, nuestra paciencia, y lograremos no dejarnos manipular con su mal humor.

Cuando Crito le dice a Sócrates:

-Huye que dejaremos la puerta de la cárcel abierta y cuando llegue la noche podrás huir.

Y él dice, ¿hacia dónde? Yo no huiré de mi mismo, donde quiera que vaya yo me llevaré.

-Pero estás encarcelado.

-Yo no, estas paredes no me retienen, donde vaya mi pensamiento allí estaré yo.

-Pero maestro tu quieres negar que estás prisionero entre estas paredes, estas rejas.

-No, encarcelados están aquellos que en las calles vagan libres pero viciosos, cargan los fardos morales de las bajas pasiones porque donde van llevan sus problemas, yo soy libre, mi pensamiento vuela y yo voy con él.

-Pero maestro, estas condenado a muerte.

-¿Yo Crito? todos nacemos condenados a morir, desde que nacemos ya lo estamos.

-Pero maestro tú morirás antes.

-Yo no, tu eres un mal filósofo, no moriré, yo viviré Crito, dejaré sólo la ropa y viviré.

-Y entonces en el momento final después de beber la cicuta ¿dónde quieres que te sepultemos?, ¿en la plaza del mercado, en la necrópolis, en la calle principal, dónde?

Sócrates vuelve como de un estado de meditación y dice:

-El cuerpo déjalo fuera en  cualquier lugar, Sócrates ya no estará dentro de él.

Sócrates perdonó a sus enemigos, si nos preguntaran el nombre de alguno de los que lo condenaron, eran 70 pero la mayoría no sería capaz de decir ni un solo nombre, la historia ni los recogió, eran 70 tiranos que gobernaban Atenas, ni siquiera sabríamos el nombre de quien le llevó la taza de cicuta, sin embargo a Sócrates nadie lo olvidó.

La alegría de vivir es resultado del amor que nos facilita curar las profundas heridas de la rabia, del resentimiento, del rencor y de las enfermedades.

Pero también nace de enriquecer nuestro pensamiento, ¿quién no puede dedicar unos minutos al día a una lectura edificante?

Es frecuente que nos guste leer noticias escabrosas, ver los programas del corazón, que no sabemos de dónde nace el nombre pues lo que menos tienen son corazón en sus comentarios y sus críticas punzantes. Cultivemos nuestra mente, cultivando el bien y el amor, realizamos la cura, la auto cura, el perdón y el auto perdón.

En nuestra terapia de la búsqueda del perdón vamos a erradicar el mal que existe en nosotros y enriquecernos del bien que viene de Dios, para que seamos tan plenos como de belleza está plena la vida. El evangelio nos dice más se pedirá a quien mas recibió, perdonar no 7 veces más 70 veces 7 veces.

Una señora fue a Chico Xavier, y le dice:

-Chico voy a separarme de mi marido, es un hombre terrible, hace veinte años que siempre llega a casa bebido, quizá no diariamente pero por lo menos día si día no, yo no aguanto más, el evangelio dice que debemos perdonar no 7 veces más 70 veces 7 veces, son 490, si yo perdoné día si día no, son diez años, 3600 días, yo ya perdoné lo suficiente, por tanto estoy libre, ¿puedo abandonarlo verdad Chico?

Chico dice:

-Ay hija mía.

En esos momentos se le aparece el Espíritu Emmanuel y mantiene una conversación mental con él…

-Ella ya perdonó 3600 veces y por tanto perdonó 490.

-¿Cómo?, pregunta Emmanuel.

-Si,  el evangelio dice 70 veces 7 veces.

-¡Cada error Chico!

Chico dice:

-Ayyy eso no se termina nunca.

-Hija mía Dios te bendiga.

Y no le dice nada.

Ella se va y al mes regresa toda vestida de negro, de luto, a ver a Chico.

-Oh hija mía, ¿que ha pasado?

-Ha muerto Chico, es una pena Chico, la gente se acostumbra tanto con lo que es bueno como con lo que es ruin.

Y Emmanuel dice:

-Ves Chico ella ya aprendió a perdonar realmente, solo que le falta un poquito a partir de esas 490 veces, en realidad ella volverá a casarse con él, solo que ya no beberá.

Si hay que amar al prójimo como a nosotros mismos, necesariamente también debemos perdonar al prójimo como a nosotros mismos. Pero ¿cómo amar al prójimo si no somos capaces de amarnos a nosotros mismos?, ¿cómo perdonar si no ejercemos el auto perdón?

Un día ante Jesús viene una mujer muy perturbada y cuando se acercó Él le habló suavemente:

-María.

-¿Tú me conoces?

-¡Oh! Maria yo como buen pastor conozco a mis ovejas una a una.

-Si tú me conoces sabes que soy una pervertida.

-No María yo apenas se que tú estas enferma.

-Pero Señor yo vivo en un lupanar.

-Pero es también un hogar María.

-Pero allí comercio con el sexo.

-Sí María, sería mucho mejor que en lugar de que fueses utilizada para el comercio de la ilusión te transformases en una realidad de paz.

-¿Y qué debo hacer?

-Ama María, ama a tus hijos.

-¡Oh! pobre de mí, pude tener mas de mil veces y nunca tuve.

-María cuando digo que ames a tus hijos quiero decir que ames a los hijos que no tienen madre, a las madres que no tienen hijos, porque amar al hijo de la propia carne es un deber impuesto por la vida orgánica, pero amar a aquellos que son de otra carne es una propuesta del amor de Dios. ¿Nunca viste después del frío y de la destrucción  la suave primavera calentando las piedras y arrancar de ellas lindas flores?, ¿nunca viste un suelo árido, después de regenerado por la lluvia, reverdecer y cubrirse de flores y un pestilente pantano, después de drenado, convertirse en un bello jardín? Así es aquel que ama, cuando te digo que ames quiero decirte que te des la oportunidad de poner a las personas en tu corazón, que vibres con las dulces vibraciones de la ternura, ¡ve María y ama!

-¡Oh! Señor yo te daría mi vida, te la daría ahora mismo.

-Es cierto María, pero un día que no está muy cerca ni muy lejos yo te pediré la vida.

Y María de Magdalena se fue y nunca mas olvidó aquel dulce diálogo, no la condenó, no la absolvió, le dejó a sí misma el problema, porque el problema era solo suyo. Cuando Jesús libera a la mujer adúltera de ser apedreada, hubo quien llegó a decir que él estaba en connivencia con el adulterio. Pero si la hubiese condenado ¿dónde estaba el adúltero? ¿Y el marido que  no cumplía con los deberes y que la denunció? Simplemente él no la condenó porque el problema en el equívoco, no es de quien lo ve sino de quien lo carga, el problema del conflicto no es de quien hace el escándalo es de la persona escandalosa. No tenemos el derecho de censurar ni de absolver pero si tenemos el deber de ayudar, de administrar el remedio.

Y, ¿qué hizo esa mujer? Ella se rehabilitó. A partir de aquel encuentro en Cafarnaúm todas las tardes, cuando el sol dejaba sus últimos rayos en el horizonte, de una barca un hombre bello, incomparable extendía sus manos y hablaba a los oídos del corazón de los afligidos y entre estos una mujer de peregrina belleza atendía a niños, socorría  enfermos, ponía aceite en las heridas y después que todos se fueron esa mujer gritó:

-¡Llévenme!, Pedro lléveme con usted.

-No puedo, tú eres mujer, las mujeres son frágiles, no puedo llevarte conmigo.

María comprendió, nunca perdonarían el lugar de donde procedía, perdonaban a los hombres que robaban pero a ella no le perdonaban su caída. Entendió y continuó en la playa, pidió empleo de puerta en puerta en Cafarnaúm, nadie tenía lugar para una mujer arrepentida. Todos nosotros hablamos de la virtud pero no damos oportunidades a los que no tienen virtud adquirida, hablamos sobre el crimen pero no damos amor al criminal. Ella se quedó en aquella playa sola. En la tercera madrugada vio un remolino de gente corriendo y una voz sorda que de vez en  cuando decía:

-¡Huir!

Ella intentó correr pero pensó: ¿Qué haría Jesús? y se quedó. Cuando llegó el grupo iban unos a caballo, otros sin miembros, algunos con muletas, niños marcados con las marcas púrpura de la degeneración orgánica. Ella preguntó:

-¿Hacia dónde van?

-Procuramos a Jesús de Nazaret, venimos de las lejanas tierras de Asiria, escuchamos hablar de un profeta peregrino que curaba la lepra ¿dónde?, ¿dónde está?, estamos tan cansados.

María bajó la cabeza.

-Llegasteis un poco tarde, lo han matado, ya se fue, pero regresó para decirnos que estaría siempre con nosotros y ahora ha vuelto al cielo de su Padre y nuestro dolor queda con nosotros.

María vio la decepción en sus rostros, las lágrimas de desencanto, pero entonces comenzó a hablar:

-Pero él nos dice…

Y repitió las palabras del sermón de la montaña y habló y habló más y más hasta el amanecer del día siguiente cuando las autoridades de Cafarnaúm vinieron a expulsarlos por inválidos inmundos, pero aunque inválidos ya sonreían. La esperanza estaba estampada en sus rostros y cuando los veía elevarse en una duna de la playa pensó que eran sus últimos amigos, no tenía a nadie, y dio un grito:

-¡Esperarme!

Y salió corriendo.

Un día mientras se bañaba bajo una cascada descubrió que se había contagiado

Y dos semanas después en el valle de los leprosos, en Jerusalén, llegaba un nuevo grupo de atormentados desde lejos y una mujer de singular belleza, todas las tardes, subida a una pequeña plataforma natural en la roca, hablaba transfigurada de Jesús y comenzando su discurso…

-Vosotros los leprosos…

Un día mientras se bañaba bajo una cascada descubrió que se había contagiado, en aquella tarde María abrió los brazos y gritó feliz en su discurso…

-¡Nosotros los leprosos!

Se rehabilitó, se recuperó, nuestra tarea es también de auto perdón, ella se auto perdonó los errores fruto de la ignorancia.

Para no tener que auto perdonarnos perdonemos, para no tener que sufrir amemos, para no tener que olvidar que no nazca jamás ni un ápice de rencor.

Salvador Martín para Curso Espírita

 

 

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