Duende

    (lutin), de la antigua palabra luicter: luchar –según algunos–, de donde se han formado sucesivamente luicton, luiton, luits, y finalmente lutin. Según otros, luiton habría de sustituir a nuicton, derivado de nuict: noche, porque los duendes, conforme a la creencia vulgar, vienen principalmente a la noche para atormentar a los vivientes. Bajo esta denominación se pueden incluir a ciertos Espíritus ligeros, más traviesos y maliciosos que malos, que se complacen en provocar pequeñas molestias y contrariedades; son ignorantes, mentirosos y burlones. Son los niños malcriados del mundo espírita. Su lenguaje es a menudo espirituoso, mordaz y satírico, pero raramente grosero; se complacen en hacer chistes y simpatizan con las personas de un carácter ligero. Sería una pérdida de tiempo, y uno se expondría a ridículas burlas, si les formuláramos preguntas serias.

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