¿Me puedo reencarnar en un animal como dicen algunas religiones?
¡No!, ¡hay una ley progresiva!, y si bien nuestro Espíritu se ha elaborado en reinos inferiores, no volvemos a ellos.
«El alma duerme en el mineral, sueña en el vegetal, se mueve en el animal y despierta en el hombre», decía Léon Denis.
El Libro de los Espíritus en las preguntas 607 y 609, explica que el Espíritu proviene del principio inteligente que se elabora en estos reinos inferiores, y que en las primeras encarnaciones como Espíritu conserva vestigios de esa animalidad.
El principio inteligente para llegar a ser espíritu pasa por otras especies, por otras formas y vidas que aún estamos lejos de conocer, porque hay eslabones perdidos, nos faltan piezas en este puzzle evolutivo, que no existen hoy en día porque han dado paso a otras por la selección natural, y porque esta evolución no se da únicamente en este planeta.
Teniendo en cuenta únicamente nuestro planeta y lo que dice la Ciencia hoy en día, hay una evidente evolución biológica, una selección natural, es lo que hoy se conoce como la teoría sintética que agrupa las teorías de Darwin y Wallace con las de Mendel.
Y lo que dice el Espiritismo es que el principio inteligente se elabora en estas y otras diferentes especies de este y otros mundos, que hay también habitados en diferentes procesos evolutivos, como los que ha pasado nuestro planeta desde la célula procariota.
Hay por tanto una evolución física sometida a leyes físicas y una evolución espiritual que se vale de esa evolución física para que evolucione el principio inteligente, finamente el Espíritu, a través de la reencarnación.
Muchas religiones tienen y han tenido en la reencarnación uno de sus principios fundamentales, aunque bajo aspectos erróneos como el de la metempsicosis (que sería la posibilidad de encarnar en animales). Otras religiones solo tuvieron la reencarnación en sus inicios, erradicándose posteriormente, como es el caso del Cristianismo.