La Irradiación, Revista de Estudios Psicológicos

La Irradiación fue una publicación de tenor espiritista editada en el Madrid de finales del siglo XIX, su primer número salió el 27 de febrero de 1892, con una periodicidad quincenal, el 1 y 15 de cada mes.

Director

Eduardo Escribano García fue su administrador y director durante casi toda su existencia, si bien en los dos primeros números aparece como director Braulio Álvarez Mendoza, una importante figura del Espiritismo español, vicepresidente por esa misma época de la Sociedad Espiritista Española. Desde el tercer número desaparece la leyenda de director, y apenas queda la referencia, en la portada, de la correspondencia que debe dirigirse a Eduardo E. García, que además de administrador fue a la sazón, a partir de entonces, el director de la revista.

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Se trata de una publicación de gran formato, cuyo tamaño y calidad del papel son propios de un periódico, de 45,8 x 32 cm, quizá por ello en más de una ocasión los redactores de la revista se refieren a ella como «este periódico». En la cabecera puede leerse LA IRRADIACIÓN en letras mayúsculas, tras las cuales hay unos dibujos de hojas de acacia, estrellas de cinco puntas, una paloma y un irradiante sol que subyace desde el centro de la palabra irradiación hacia los laterales, y en la base de la cabecera hay una lámpara de aceite, la típica lámpara maravillosa. Símbolos que bien se pudieran interpretar como una amalgama de masonería, pacifismo y ciencias ocultas.

Fines

Si bien en el primer número, la redacción hace una declaración de intenciones sobre su carácter espírita afirmando que la filosofía del Espiritismo ha de cambiar radicalmente, en un plazo más o menos breve, la manera de ser de las generaciones humanas en su parte moral y científico-filosófica. (…)de las consoladoras, cuanto verídicas doctrinas, que con el mayor entusiasmo venimos a sustentar y a defender surgirá la verdadera fraternidad entre los hombres. Arremete contra el fanatismo que adormece conciencias. Define el carácter y contenidos de la nueva publicación,  diciendo que en sus páginas se recopilaría cuanto de más notable se encontrara en los periódicos doctrinales de los Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Alemania, Bélgica, Italia, repúblicas Hispano-Americanas y provincias de Ultramar.

Editorial popular

Una gran novedad de La Irradiación fue la de constituirse desde sus inicios en una editorial de bajo coste y de amplio abanico doctrinal, pues editará, sin encuadernar o con una sencilla encuadernación, no solo las consabidas obras del espiritismo europeo y nacional, las de Allan Kardec y Flammarion, las del Vizconde de Torres-Solanot (El catolicismo antes del Cristo: estudios orientales) o del propio director Braulio Álvarez Mendoza (Destellos del Infinito. Dictados de Ultratumba); sino también las nuevas investigaciones de los autores psiquistas, como Otero Acevedo, del cual, ya en abril de 1892 (La Irradiación, 4, 15- IV- 1892: 4), aparece su volumen Los fantasmas, Apuntes para una psicología del porvenir, recopilación de los artículos publicados en El Heraldo de Madrid, entre el fondo del catálogo de publicaciones de La Irradiación, que se divide en dos secciones: obras espiritistas, en las que se incluyen las del mismo género y las del psiquismo; y obras teosóficas.

La buena sintonía entre espiritistas, psiquistas y teósofos es evidente en 1893, ya sea por las colaboraciones y anuncios en la revista o porque los espiritistas consideraban que aquellos formaban parte de su movimiento. Así lo refleja el «Nomenclator de los Círculos Espiritistas» de España, de un total de sesenta y siete, y veintiuno en las provincias de Ultramar, en la capital había en 1893 seis círculos espiritistas y uno de ellos recibe el título de «Grupo Teosófico». El cisma entre ambos grupos debió de suceder en 1894, pues en el Almanaque correspondiente a 1895, aunque aumentan en número total en España los grupos espiritistas, disminuyen los círculos en Barcelona y Madrid, y las colaboraciones de los teósofos, así como el denominado círculo espiritista «Grupo teosófico» de Madrid, se han esfumado del Nomenclator. En 1895, en el catálogo editorial anexo al Almanaque se anuncia que «se facilitan toda clase de obras de Espiritismo, Magnetismo, Hipnotismo y Libre pensamiento» (1895), la teosofía ha desaparecido.

El catálogo de la editorial La Irradiación creció en cantidad y se convirtió durante el fin de siglo en la imprenta de referencia para las obras que versaban sobre magnetismo y espiritismo. A principios de siglo XX, el catálogo editorial es extensísimo y abarca todas las ramas del saber conocido, desde la agricultura, la cría de animales, la cocina, la astronomía y la literatura hasta las nuevas corrientes filosóficas, terapéuticas y esotéricas. Y el espiritismo, el hipnotismo, el librepensamiento, la magia, el magnetismo, la masonería, el mejoramiento psíquico, el naturalismo, el ocultismo y la teosofía tenían catálogos específicos.

Catálogo Biblioteca La Irradiación
Catálogo Biblioteca La Irradiación

En el catálogo la producción editorial aparece dividida en cuatro secciones:

  • La denominada «Biblioteca de La Irradiación», que publica volúmenes de obras de Kardec, Gautier, Otero Acevedo, Flammarion y Durville, entre otros, y forma el núcleo fundamental de la empresa editorial.
  • La «Biblioteca de Lujo de La Irradiación», donde se publican por entregas cuadernos de 32 pp. «con letra grande y en tamaño llamado 8ª prolongado las obras más representativas del Espiritismo, Magnetismo e Hipnotismo» (1895), con la opción de ser encuadernados, si así se desea, por la propia editorial.
  • La «Biblioteca Económica de la Irradiación» publicaba mensualmente un folleto de temática variada relativo a diversos campos como el movimiento obrero, la geología, la astronomía, etcétera.
  • La «Galería de La Irradiación» todos los meses publicaba dos retratos a «la fototipia» de eminentes espiritistas y médiums

Quizá, por esta razón, en los pocos libros conservados de este sello editorial aparecen resúmenes muy extractados de las obras editadas. Lo cierto es que La Irradiación se convertirá en una editorial especializada en materias diversas, pero no exenta de ediciones con rigor científico, como la de Aymerich, La práctica del hipnotismo, y de auténticos temas muy avanzados para la época como la musicoterapia, la influencia de la imaginación materna durante la gestación o la relación del periespíritu con las enfermedades.

Paréntesis

Interrumpió sus publicaciones a mediados de 1897, debido a que su director y propietario fue movilizado y destinado a la guerra de Cuba. En 1900, la publicación reaparece denominándose La Irradiación, periódico-biblioteca. Contando en esta nueva trayectoria con cuatro números cada mes, de 32 páginas con obras de ciencia, filosofía, moral, espiritismo, y otras materias; a modo de círculo de lectores que permitía hacerse cómodamente de una biblioteca económica. Se editaban simultáneamente cuatro obras. La Irradiación seguía publicando catálogos de libros de diversos temas, incluidos el Hipnotismo y el Magnetismo, la Psicología Experimental y el Espiritismo, además de novelas. Estos catálogos eran facilitados gratis a quien los solicitara a la administración.

Su impresión se hacía en el Establecimiento Tipográfico de R. A. Llauradó, Imprenta de El Secretariado, Calle de la Cueva, nº 12, mientras que la redacción estaba situada en C/ Jacometrezo, nº 59 (primera). Estas fueron sus otras direcciones posteriores: C/ Prim, nº 10, Hotel (Madrid), y sucursal en la C/ Leganitos, nº 15; en C/ Mayor, 50, pral.; en Plaza San Martín, 13. Su Administración estuvo en C/ de la Hita, nº 6, bajo.

Fue una de las revistas adheridas al Congreso Espiritista Iberoamericano e Internacional, celebrado en Madrid entre el 20 y el 24 de octubre de 1892.

Contra el mal uso de la mediumnidad

Quintín López, el director de la revista espiritista Lumen, publica en el Almanaque de La Irradiación para 1895 un artículo extenso, «Del fenomenalismo», donde advierte de la superficialidad y banalidad de algunas sesiones espiritistas a causa del público asistente y cómo los médiums, en lugar de mejorar sus aptitudes, las empobrecen en sesiones pseudo espiritistas. Artículo que hemos querido recordar porque hoy, aunque en menor medida, sigue vigente en algunos centros, más mediúmnicos que espíritas, un pseudo espiritismo. A pesar de que haya en la actualidad más acceso a la información, y se lea más, no siempre se acceden a las fuentes más adecuadas y hay carencia de un estudio verdaderamente serio. Todavía abunda una práctica de la mediumnidad alejada de las sabias recomendaciones de Kardec, por influencias de todo tipo, incluidos ciertos libros mediúmnicos. y a menudo se olvida el necesario rigor, para darse de bruces en lo místico y de ahí en las mistificaciones de todo tipo:

[…] ¿qué es lo que a primera vista se nos ofrece? Un grupo más o menos numeroso de personas, en su mayoría señoras, que llevan retratado en el semblante la candidez y confianza en que su corazón rebosa. Van allí porque han oído que los muertos hablan; porque sus padres, sus hijos o sus esposos vendrán a testimoniarles su cariño; porque están moralmente persuadidas de que este moderno horóscopo ha de descorrerles el tupido velo del porvenir. Ninguna ha leído, cuanto más estudiado, el a, b, c de aquello mismo que practican; ninguna piensa hacerlo tampoco en lo futuro: los espíritus se bastan y se sobran para instruirles en todo cuanto les convenga y necesiten. El médium o el que dirige la sesión son sus únicos mentores: fuera de ellos no hay ni puede haber otra autoridad indiscutible.

[…] en el acto empieza el médium o los médiums a dar comunicaciones, no siendo rara la ocasión, antes por el contrario, muy frecuente en que alguno de los espectadores se sienta con malestar primero y con vértigos después, dando lugar al tratamiento de espíritus. Aquí cambia la decoración, y lo que al principio pudo tener tintes religiosos y aún místicos, se troca ahora en verdadera bufonada. Este es el carácter general del 90 por 100 de estas sesiones. En los diez casos restantes, los médiums lo llenan todo; y es de advertir que aun cuando esos médiums suelen ser auténticos, y frecuentemente buenos, las comunicaciones resultan disparatadísimas. […]

Ha terminado la sesión […] cada cual se dispone para volver a su domicilio, y sólo en los cortos instantes que dura el desfile es cuando se oye hablar entre los concurrentes de la comunicación obtenida, no para analizarla, sino para juzgarla. Después… una nueva comunicación hará olvidar a la precedente, y a ésta otra, y otra, y otras mil.

Este es el croquis general de las sesiones que combatimos, de las sesiones que estimamos como plagas del Espiritismo, de las sesiones que entendemos no pueden dar de sí otra cosa que pésimos resultados.

(Quintín López Gómez, «Del fenomenalismo», Almanaque de “La Irradiación” para 1895, 1895: 35-36)

Controversias

Pero La Irradiación también tuvo sus claro oscuros dentro del movimiento espírita, así el director de La Irradiación, Eduardo Escribano García, es objeto de una carta pública en mayo de 1895 por parte del mismo Quintín López que denuncia los ataques vertidos contra los espiritistas barceloneses y en especial contra el Vizconde de Torres-Solanot:

[…] si La Irradiación no fuera un quincenal espiritista, y si los que en ella han hecho las campañas desastrosísimas a que aludo no militaran en mis propias filas, nada tendría que decir: reconozco al adversario el derecho del ataque […] pero que esas cargas procedan de quienes militan en nuestro propio bando, las acoja La Irradiación y V. las patrocine, esto, hermano del alma, es lo que verdaderamente me agobia [sic] lo que no puedo presenciar sin dolor  acervo.

(Quintín López Gómez, «Un remitido», Revista de Estudios Psicológicos, mayo 1895: 152-155)

Esto era debido a que en La Irradiación se difundió una discusión entre espiritistas de Tarrasa, se atacó a la médium Amalia Domingo y Soler y se hizo «encubierta mofa» del Vizconde de Torres- Solanot, entre otras cuestiones por su apoyo a la médium de aportes María Sala. El iniciador de estas críticas contra el Vizconde fue el argentino afincado en España Manuel Otero Acevedo, quien a lo largo de 1893 había adquirido un protagonismo casi central en La Irradiación, pues publicaba al mismo tiempo su serie «Lombroso y el Espiritismo» y realizaba varios perfiles biográficos sobre investigadores y espiritistas:

Quiso el Dr. Otero Acevedo (c. m. b.) biografiar la persona del para mí muy querido y respetable hermano Dr. D. Anastasio García López, y le calificó de primera figura del Espiritismo español. […] Pero si no repruebo este dictado, si le creo justo, en cambio repruebo el que, para llegar a conferirlo, estimara el Dr. Acevedo como condición previa, vejar y deprimir la reputación de mi maestro, de mi padre en Espiritismo, el Sr. Vizconde de Torres-Solanot. ¿Qué motivos tenía el biógrafo del Sr. García López para proceder de esta manera?

[…] Finalmente el mismo doctor se complace en extender títulos de capacidad y de valía a favor de algunos espiritistas […] con el santo intento de que el Sr. Vizconde quede por bajo de todos y a la postre poder decir que el Sr. García López es la primera figura del Espiritismo español.

No nos extenderemos más en esta cuestión de la que ya hemos hablamos en relación a la polémica y usurpación anteriormente suscitada por el mismo asunto en El Criterio Espiritista, y de la que tan solo diremos que igual que Carmona el Dr. Otero Acevedo mezcló churras con merinas, a pesar de las grandes virtudes de este pionero neurocirujano y espírita, virtudes, vida y obra que no obstante merece la pena que retratemos, lo que haremos en futuros artículos.

En el mes de Julio de 1908, Eduardo Escribano García comenzó a editar una Revista Bibliográfica Universal, donde se podía encontrar al detalle el movimiento bibliográfico de entonces. La misma estaba compuesta de pliegos separados que contenían cada uno obras referentes a una materia determinada.

Ejemplares para descarga

Firma Eduardo Escribano García
Firma de Eduardo Escribano García, director de La Irradiación

En la actualidad apenas se localizan ejemplares. Más abajo dejamos para descarga los primeros 44 números de la publicación quincenal. Desde el nº 1 (27 de febrero de 1892) hasta el nº 44 (16 de diciembre de 1893), organizados por años completos. Todos ellos llevan la firma manuscrita de Eduardo Escribano y García. Hay también localizados seis ejemplares de 1894 en la biblioteca de Said Armesto.

La Irradiación 1892.pdf

La Irradiación 1893.pdf

Bibliografía

La Irradiación

Revista de Estudios Psicológicos

Influencias literarias y filosóficas en la lámpara maravillos de Ramón de Valle-Inclán, tesis de Jesús Mª Monge López

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